Cosas básicas que como técnicos de sistemas deberíamos conocer para que la Computación en la Nube no se nos vuelvan nubarrones.

Uno de los grandes retos que tenemos los que estamos en el mundo TI es mantenernos siempre tan actualizados en nuestros conocimientos, como lo están nuestros sistemas. Probablemente os sonará esta situación: Estamos en la zona de coffee break haciendo un descanso con otros compañeros del trabajo, y en medio de la tertulia, alguien empieza a hablar de una nueva tecnología, utiliza términos que nos son completamente nuevos, nosotros ponemos cara de póker, seguimos más o menos la conversación, y luego nos volvemos locos consultando en la web para saber de qué iba aquello de lo que hablábamos.

Aunque las tecnologías de computación en la nube o “Cloud Computing” y todas las terminologías asociadas a ellas lleven ya entre nosotros casi una década, probablemente aún sigamos viéndonos en la situación que he citado antes, con relación a éstas, ya que es ahora cuando más auge están adquiriendo. Para un técnico de sistemas cuya empresa vaya a hacer la famosa “transición a la nube” es esencial que adquiera los conocimientos necesarios para poder defenderse en estos entornos.

Desde que empecé a impartir formaciones relacionadas con Cloud Openstack, hace unos ocho años, he observado que la principal demanda está enfocada en la formación “fundamental”. El escenario típico es: “Soy un técnico de sistemas trabajando con entornos on premises (locales), con sobrada experiencia en gestión de redes, almacenamiento y virtualización, pero necesito saber cómo readaptar esos conocimientos y cuáles son los nuevos que debo adquirir para poder trabajar con un entorno de Nube”.

Por ello, en todos los cursos que imparto relacionados con Cloud empiezo asentando las bases para que alguien lego en estas tecnologías sepa dónde nos situamos. Para este fin utilizo la definición que publicó en Septiembre de 2011 el National Institute of Standards and Technology (NIST) en el documento SP 800-145. Aquí se definen las bases de lo que debe ser cualquier entorno de Computación en la Nube. Se establece una clasificación vertical con tres modelos de servicio, una clasificación horizontal con cuatro modelos de despliegue, y cinco características esenciales que debe tener una Cloud. Vamos a comentar estos aspectos, y basándonos en ellos, en una entrada posterior del blog, vamos a definir qué características debemos conocer desde un perfil técnico.

Modelos de Servicio

Infraestructura como Servicio (IaaS)
El Consumidor de IaaS debe tener la capacidad de ejecutar Máquinas Virtuales (También podrían ser servidores físicos), y crear las Redes y Almacenamiento virtuales conectados a estos. También debe tener acceso a los sistemas operativos y aplicaciones instalados en dichas máquinas. En definitiva, tendríamos los mismos elementos que en una administración tradicional on premises, pero trabajando a través de las herramientas de la Cloud (Portal, Api, CLI…) que nos dan acceso a ésta, con independencia de la infraestructura física. Ejemplo típico de IaaS son las capas de computación, almacenamiento y red de Openstack, Azure o AWS.
Plataforma como Servicio (PaaS)
El Consumidor de PaaS debe tener la capacidad de desplegar en la Cloud aplicaciones creadas con los lenguajes de programación, las librerías y los servicios disponibles en esta. No gestiona las máquinas virtuales, redes y almacenamiento que las soportan, pero tiene control total sobre estas aplicaciones, su configuración y las herramientas para implementarlas. Ejemplo de este tipo de Cloud sería Openshift, Cloud Foundry, Google App Engine o AWS Elastic Beanstalk.
Software como Servicio (SaaS)
El consumidor tendrá acceso a aplicaciones para su uso propio, como Correo, Discos en Nube, Documentos, Aplicaciones de Contabilidad o incluso Salud, todo ello alojado en un entorno de Cloud que permite acceder a estas aplicaciones a través de dispositivos variados como móviles, tablets, navegadores, etc. El SaaS inunda hoy en día nuestro entorno ya que prácticamente el 100% de las apps que utilizamos en nuestros smartphones están basadas en este modelo. Ejemplo de este modelo de servicio son los conocidos Google Docs, Office 365 o Dropbox.

Modelos de Despliegue

Cloud Privada
La infraestructura está disponible para uso exclusivo de los consumidores de una única organización. Es un entorno multi propietario pero de ámbito local, gestionado por la propia organización, un partner externo, o una combinación de ambos. Puede estar ubicada dentro o fuera de las propias instalaciones. El ejemplo más común de este tipo de cloud es Openstack en su versión Open Source o las diferentes implementaciones que comercializan proveedores como RedHat o Ubuntu. También Microsoft ofrece Azure Stack, una Cloud On Premises basada en su ya conocida implementación pública Microsoft Azure.
Cloud Pública

La infraestructura está disponible para el público en general. Lo habitual es un modelo basado en pago por uso, aunque se pueden conseguir precios más económicos con reserva de recursos a medio o largo plazo. El proveedor ofrece múltiples ubicaciones físicas llamadas regiones y zonas de disponibilidad que facilitan al consumidor el cumplimiento de ubicación de datos y la alta disponibilidad de los mismos. Ejemplos de este tipo de cloud los encontramos en proveedores como Microsoft Azure, Amazon Web Services, Google Cloud, Oracle Cloud, IBM Cloud, etc. Estos proveedores ofrecen generalmente una capa gratuita muy interesante para evaluar cada uno de sus servicios. Podéis leer este artículo de nuestro blog donde los analizamos.

Cloud de Comunidad
La infraestructura está disponible para uso exclusivo de una comunidad específica de consumidores que tienen una serie de elementos comunes de seguridad, gobernanza de datos, políticas etc. Puede ser gestionada por varias organizaciones de dicha comunidad. A todos los efectos una Cloud de Comunidad podría ser uno de los modelos anteriores, Pública o Privada
Cloud Híbrida
La infraestructura es una composición de dos o más de los anteriores modelos de despliegue, que mantienen su identidad y autonomía, pero están conectados entre sí a través de canales seguros como VPN on enlaces propietarios. Este tipo de despliegue es cada vez más habitual ya que permite a las empresas tener cloud privada y ampliar sus recursos con una cloud pública cuando tienen un aumento de carga de trabajo, o simplemente externalizar parte de sus servicios. Ejemplos de soluciones para Cloud Híbrida proporcionados por los proveedores serían Azure Expressroute o AWS Direct Connect que ofrecen conexión directa y dedicada entre los recursos locales y en nube del cliente.

Características Esenciales

Autoservicio Bajo Demanda
Los usuarios pueden provisionar servidores, redes y almacenamiento de manera sencilla y sin requerir interacción humana con el proveedor del servicio.
Acceso a través de red de los servicios
Cualquier recurso estará disponible en red a través de mecanismos estandarizados que permitan acceder a través de clientes heterogéneos (móviles, tablets, pc’s, etc)
Pool de Recursos
Los recursos de computación, red y almacenamiento, tanto físicos como virtuales, están disponibles para múltiples consumidores, usando un modelo multi propietario. Estos recursos se pueden asignar y reasignar dinámicamente. Se mantiene una independencia de la localización de estos.
Elasticidad
El provisionado de los servidores debe ser rápido y escalable, basado en las demandas de los usuarios, y con herramientas que permitan automatizarlo.
Medición de servicios
El consumidor debe tener disponibles herramientas para poder cuantificar el uso de recursos con el propósito de monitorizar o generar benchmarks.

Bien, con esto ya hemos dejado claros los tipos de cloud que nos podemos encontrar. En base a esto, qué tipo de formación sería la más adecuada para empezar a trabajar con entornos de computación en la nube?. La respuesta no es simple, y para ello podréis consultarlo en la segunda parte de este artículo.

Referencias

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Pedro López

Pedro López

Training Manager y Soluciones IT